miércoles, 2 de mayo de 2012

¿EXCELENCIA O MEDIOCRIDAD?

He rescatado una noticia que ha salido a la luz estos días:
"Una profesora de la Escola Espanyola d'Escaldes-Engordany ha sido despedida por enseñardemasiado” a sus alumnos...La razón fundamental del despido es que los niños sabían demasiado. Los menores, de entre 4 y 5 años, ya saben leer, sumar, restar y están aprendiendo a escribir..."
Y me puedo creer sin mucho esfuerzo, que no se quiera que los alumnos sepan más allá de lo que toca en el currículo escolar correspondiente a cada curso. Es algo que vengo viviendo hace tiempo, que no comprendo y que me entristece.

Mi hijo estuvo entre los que aprendían más rápido en su clase. Llegó un momento que, con 5 años, necesitaba avanzar más y descubrí esa controversia que existe entre lo que toca y lo que podrían hacer. La primera vez que me di cuenta, la tutora de mi hijo (a la que tenemos muchísimo cariño), estuvo de baja. La sustituta, se dio cuenta de que Jesús y otros niños podían hacer cosas más avanzadas  y no entendía por qué no se les había proporcionado antes ese material. En los días que estuvo actuó según sus convicciones, les dio material más avanzado.  Cuando volvió su tutora, sucedió que ésta no concebía que a un niño de infantil se le dieran cuentas ni nada que no correspondiera. Por supuesto, detuvo esa evolución de inmediato. Ella me explicó su postura, que yo respeté aunque no compartía.


Luego al llegar a 1º de primaria el nuevo tutor me dijo que había que pararle, porque iba "sobrao." No conforme con semejante planteamiento, busqué información sobre si estaba bien o tenía algún sentido eso de frenar el aprendizaje de un niño, ya que siempre había creído que los niños iban al colegio para aprender y progresar como personas independientemente del ritmo de los demás. Al fin y al cabo la teoría es que el colegio represente para ellos una "microsociedad" donde aprenden a desenvolverse y salen preparados para la sociedad real. Me vi abocada a etiquetar a mi hijo como niño de altas capacidades intelectuales, que no es que no me guste y no me sienta orgullosa, pero no es ni mucho menos la solución.

Por otro lado soy de la creencia de que todos los niños, salvo casos muy puntuales, tienen una inteligencia y una capacidad innatas para el aprendizaje que no siempre se potencian de una manera adecuada. Luego, aquellos más estimulados en casa y más afortunados genéticamente son los que destacan en más aspectos,  y nos vemos obligados a enmarcarlos según un coeficiente intelectual. Pienso que eso no sería necesario y que habría que buscar la manera de sacar lo mejor de cada uno sin tener que comparar los CIs. de unos y de otros.

Todos los niños tienen derecho a desarrollar al máximo sus capacidades, sea cual sea su nivel de inteligencia o las capacidades que dominen.  Esa norma debería ser para todos sin excepción. No es justo que un niño sienta presiones o vergüenza porque no consigue alcanzar al resto, ni tampoco es justo que otros se sientan también frustrados o señalados y se les corten las alas sólo porque el resto no le puede seguir el ritmo. El problema es que las leyes educativas en España, están cargadas de buenas intenciones, pero no son tan acertadas ni tienen tantos seguidores. Todo el mundo sabe, que aún  no podemos decir que nuestro actual sistema educativo sea el ideal y gran parte del profesorado, no está de acuerdo con seguir ciertas directrices o no son capaces de llevarlas a cabo tal y como se espera. Muy pocos, los más humildes, valientes y vocacionales,  son los que reconocen cuáles son sus limitaciones. Y sólo esos pocos como la maestra despedida, la seño de mi niña, mi amiga Pilar,... se atreven a plantear mejores opciones donde la diversidad sea atendida con una realidad más contundente.

Quizás muchos piensen "¿qué sentido tiene que avancen si al final van a aprender lo mismo que los demás?." Pues en mi humilde opinión yo pienso lo mismo sólo que en otro sentido: ¿qué prisa tienen? ¿por qué no emplean más tiempo en averiguar cómo son los niños, qué necesitan, de qué manera aprenderán mejor? ¿No es más importante esto que adiestrarlos en el "arte" de hacer exámenes? ¿No sería más respetuoso adecuar el currículo al alumno y no el alumno al currículo?

Por otro lado pretender que todos salgan igual de preparados sería como pensar que en el mar todos los peces son sardinas. Recuerdo el simil que hacía Sir Ken Robinson en el que compara el sistema actual con la idea de una fábrica. Pero los niños de una clase, a diferencia de las sardinas que van a parar a una lata, no compartirán el mismo destino. Cada uno tiene su propio destino laboral. ¿Entonces qué sentido tiene que todos se preparen de idéntica manera? ¿No sería mejor encaminarlos de una manera más eficiente hacia su propio elemento? ¿Tener igualdad de derechos significa "fabricarlos" a todos por igual, clasificarlos en un mismo calibre? Si un pez ha nacido para ser un pez vela ¿qué hay de igualdad si se le cría como sardina? ¿Y si ha nacido chanquete,...? Todos son seres maravillosos y cada uno tiene su papel y su lugar en el mar. Todos tienen el mismo derecho de ser cuidados y protegidos para que crezcan, pero aquellos que se encargan de preservarlos los observan con detenimiento y averiguan cuál es la mejor manera de cumplir con su cometido.

¿Qué sentido tiene como seres humanos, cuidar de nuestro entorno con tales criterios si no somos capaces de hacer lo mismo con aquellos que algún día nos tomarán el relevo?

La DIVERSIDAD es un ideal que va más allá de juntar en un aula niños de distinto sexo, distinta raza o distinta religión. Está bien enseñar a convivir, pero la verdadera diversidad no sólo es lograr esa convivencia, sino también el hecho de reconocer la idiosincrasia de cada uno, el respeto mutuo, aprender los unos de los otros, ser capaces de sentirse parte de un "Todo", pero sin perder la propia identidad moral e intelectual. Y no se puede pretender aumentar la EXCELENCIA EDUCATIVA mientras no se lleve a cabo una educación basada plenamente en una diversidad que englobe su total significado, lo cual no será posible hasta que no dejemos de frenar a los que pueden avanzar. No podemos buscar la excelencia en un sistema que sólo permite un marco de MEDIOCRIDAD.